lunes, 22 de noviembre de 2010

La planicie tucumana

 Se extiende desde el pie de la sierra del cordón del Aconcagua por el oeste, hasta la llanura chaqueña por el sudeste; al norte la delimita las sierras Subandinas. En ella se destaca la ciudad de San Miguel y con menos papel un conjunto de asentamientos de menor tamaño. San Miguel, formada por los españoles, adquirió importancia debido a su posición, que enlazaba a los asentamientos del noroeste con los de la llanura pampeana. Gracias a las condiciones naturales del lugar, los pobladores se dedicaban a la agricultura y otras actividades de como la explotación forestal. Si bien la planicie resulta adecuada para el desarrollo de las actividades agrícolas, requiere de riego constante en el invierno y la eliminación del piso vegetal arbóreo natural. Al ser el agua un recurso muy importante en esta región, las lluvias que precipitan en las sierras dan origen a numerosos cursos de agua (ej. Cuenca del río Salí) que descienden hacia la planicie y en donde luego la sociedad de este asentamiento ha construido numerosos embalses, en los cuales se pueden destacan los del Río Hondo, El Cadillal y Escaba; además de la generación de energía, estas obras tienen como objetiva la regulación de los caudales del río, que presentan importantes fluctuaciones estacionales. Como tenemos entendido, gran parte de los asentamientos de las planicies tuvieron un desarrollo productivo gracias a la llegada del ferrocarril y, en el caso de la planicie tucumana, la expansión de la caña de azúcar, ocurridas hacia fines del SXIX. Similar al poblamiento del Ramal, estos asentamientos surgieron alrededor de los ingenios, a lo largo del tendido ferroviario; hoy permanecen enlazados, especialmente por la ruta nacional 38. Por otra parte, a diferencia del asentamiento anteriormente mencionado, predominaron las pequeñas exportaciones cañeras llevadas a cabo por el trabajo familiar, la cual dio a la planicie la característica de una densa población rural. En la actualidad, las exportaciones cañeras disminuyeron y muchos productores se volcaron a otros cultivos, como el del limón. La sobreproducción de la caña de azúcar trajo varias veces difíciles situaciones para los productores ya que generaba una disminución de la mano de obra y esto provocó importantes movimientos de población hacia las zonas urbanas.



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